Iba a necesitar mucho control si ella seguía acercándose a él de un modo tan peligroso...
Aquélla era una misión poco común hasta para un guerrero experimentado como Zack Sheridan. Estaba acostumbrado a luchar en la selva, no a cuidar a jovencitas deslenguadas como Kimberly Danforth. Pero la misión resultó ser más apasionante de lo que había previsto. Después de treinta días y treinta noches siendo la sombra de Kim, Zack empezó a tener problemas para olvidarse de las curvas de su cuerpo y recordar cuál era su obligación.